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Eco (Umberto).- Magisterio, ironía, el placer del conocimiento, el dominio de la narración, la frescura de la inteligencia. Todo esto se asocia al gran sabio que nos dejó libros inolvidables. Todavía recreo en mi cabeza el portento que es su obra El cementerio de Praga. La tengo por su mejor novela.

Eliot (T.S.).- Leerlo siempre. Leerlo sin prejuicios. Leerlo aunque al principio no se entienda. Leerlo, pues, por principio. Leerlo como se sube a una cima. Leerlo para ver desde esa cima qué lejos quedan todos. Leerlo para preguntarse. Leerlo para responderse. Leerlo por placer morboso. Leerlo para aprender.

Elipsis.- El mejor ejemplo de elipsis es de Gustave Flaubert. “Viajó. Volvió.” Ese punto y seguido es todo un mundo. Pertenece a su gran novela La educación sentimental. Es la más breve perífrasis del viaje que conozco. ¡En Flaubert hay tantas y tan geniales cosas…!

Emboscada.- Es de necios no esperarla. Está ubicada en algún punto de nuestro camino, nunca se sabe en cuál, de ahí el suspense. Algo o alguien agazapado nos espera en un recodo de la vida. Una vez le oí al gran poeta Claudio Rodríguez que cuando te despiertas por la mañana ignoras cómo acabará ese día. En la aventura cotidiana, lo inesperado acecha aunque no suceda todavía. Hay quienes incluso no llegan a acabar esa aventura, quedándose en el trayecto de las horas y no volviendo jamás a refugiarse en los sueños. Hay quienes celebran la emboscada, porque les trae la felicidad. Otros la temen, porque son inseguros. Es aconsejable repetirse cada día esta frase bíblica: “Y el Señor destinó un pez muy grande para que se tragase a Jonás”, y esperar con expectación a que un día llegue ese pez. En mi biblia laica que es Moby Dick, Melville ya nos advierte de ello.

Encantamiento.- Hay dos: el verdadero –tan dudoso como legendario– y el falso, este mucho más frecuente. Del verdadero, solo diré que es algo que sucede o no sucede, depende de la capacidad que uno tenga para dejarse invadir por el universo ajeno. Por ejemplo, el amor o la ideología o la creencia son encantamientos verdaderos. El falso encantamiento es de índole privada e íntima. A veces tiene el tiempo limitado, pero a veces no; a veces dura y da forma a una vida entera. A veces se vive sin salir jamás del falso encantamiento. ¿Y en qué consiste? Desde los grandes filósofos griegos, suele identificarse con una súbita irrupción de la satisfacción en el orden propio de las cosas. Generalmente, ello es debido a una opción concesiva o complaciente en nuestro imaginario, cuando permitimos engañarnos con un cierto placer virtual, platónico dirían algunos, de plenitud efímera y naturaleza oscura. Hay vidas que tienen falsos encantamientos inconfesables y poco honrosos, ensoñaciones vagas que se asimilan a la alternancia deseo-frustración. Son una variante del error, pero producen la ilusión de que lo imposible encaja en lo posible a voluntad. La lectura, por ejemplo, que es plena voluntad.

Enemigo.- Parafraseando a Séneca, siempre es un territorio que conviene explorar. Saber la dimensión de su fuerza da ventajas. Los pactos con él, mejor condicionales.

España.- Buena palabra para hablar de dramas, mala para construir naciones. Abusar de ella trae sangre, ignorarla es injusto. Culturalmente hablando, debido a un costumbrismo con complejo de inferioridad, posee una nefasta propensión al tópico. Término alejado de la astucia y volcado a la fe. Ser español no es peor (muchos lo piensan) que ser de otro país, pero tampoco es mejor (pocos lo dicen): es un azar que tiene como consecuencia seguir pagando el precio de una historia que empezó mal en la Historia. En el deporte se usa como sinónimo de identidad basada en la fuerza. Su cocina está sobrevalorada. Gloria y tumba del Quijote.

Espiritualidad.- Hay quien la rechaza con vehemencia, como si incurriera en una traición de sus convicciones materialistas. Hay quien piensa que todo lo espiritual es religioso y mágico, una alienación, en suma. Pero yo, materialista y descreído como soy, sostengo que la palabra para calificar todo cuanto la música, la literatura, la pintura y el cine ofrecen al conocimiento y a la sensibilidad solo puede ser espiritual. Es decir, una emoción en un alto grado de conmoción que no se puede explicar, solo sentir. Lo espiritual es lo innombrable. Química de lo real.

Esterházy (Péter).- Escribió originales novelas, pero sobre todo un libro deslumbrante: Armonía celestial. Una de esas joyas de las que cualquier escritor querría apropiarse. Es de los libros más abrumadores que he leído, más ricos y asombrosos. Siendo la crónica de su familia a lo largo de varios siglos, tal vez sea una de las novelas europeas más intemporales. Guarda cercanía con otra obra maestra, El rodaballo, de Günter Grass, pero la de Esterházy la supera.

Europa.- Suelen raptarla cada cierto tiempo. Cuando esto sucede, se desatan las Furias y se hace de noche.

Examen.- Negarse radicalmente a pasarlos. Sobre todo si el examinador es aficionado a la crítica literaria. Entonces, por alguna razón freudiana que desconozco, tiende a dar suspensos, salvo que haya un incentivo o tema represalias. Es mejor practicar el examen de conciencia: en él, uno siempre saca buena nota.

Éxtasis.- Estar en el mundo o no estarlo, en esto consiste el éxtasis. Por lo general, los que se extasían huyen del mundo, penetran en una esfera de gozo permanente y paralizante que los aísla de la realidad y los conecta con un estado de inanidad absoluta. Es una variante decorativa del inmovilismo. Dícese también de la enajenación. Truco de los santos, estorbo en los poetas.

Extraño.- Cuando el amado o a la amada faltan, se dicen “Te extraño”, pero en realidad están advirtiendo: “Te alejas”. El verdadero amor también es extraño, pero por infrecuente, entonces se lo extraña. Cuando el extraño se vuelve extranjero, lo mejor es leer a Camus.

 

>> Publicado en El Norte de Castilla

 

 

 

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