Elvira Lindo (III)
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Muchas veces, cuando piensa en el desastre de su primer
matrimonio (“Yo fui un desastre –dice- y tengo todavía una gran capacidad
para el desastre aunque me controlo bastante”), se consuela pensando en
que hay algo que no salió mal entonces, y ese algo es en realidad alguien,
es su hijo Miguel, el centro de su universo afectivo. “Miguel representa
para mí lo mejor que me quedó de aquella época, lo más limpio, lo más
inocente.”
CONTEXTOS: Humor como constante. En una foto familiar,
la única sonrisa es la suya, de niña. A los 33, éxito en la literatura:
Manolito Gafotas.
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Literatura: hacerse un sitio, libertad absoluta, subir
escalones, sentirse dueña de sí, segura de sí. Lo ha conseguido. Pero
en todo escritor que madura, las dudas sobrevuelan como nubes de tormenta.
Y no se van. No tiene que irse, por otra parte.
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'Una palabra tuya'. Los retratos de las dos protagonistas
de la novela, su lenguaje y la fuerza literaria como están construidos,
tienen una consistencia tal, llegan tan hondo al lector, que sólo puede
decirse que es genial el modo de abordarlos, porque rezuma por doquier
lo que es la esencia de la excepcional identidad literaria de E. L.:
pone la vida en las páginas, es una "medium" entre la vida y la literatura,
vehicula la literatura hacia la vida, como Balzac, como Galdós, como
Clarín, como Valle, como Wolf. Cada frase, cada diálogo, cada "confesión" de
Rosario cuando habla de Milagros, la misma Milagros, la mente del propio
Morsa, los hechos y las emociones tan directas hacia la madre (la de
cada una) y el padre (elemento extraño), son la vida misma, la vida
toda... Y sin artificio ninguno.
CONTEXTOS: Cultura y popular. Oficio disperso. Hueco
entre los contemporáneos. No estaba hasta ahora en ninguna lista generacional.
Escribe desde los 9 años.
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Hizo un viaje callejero con algunas barrenderas de verdad
y cuenta que fue muy estimulante. Estuvo al alba, cuando estaban dispuestos
a salir todos los barrenderos, en el Cantón de Cerronegro. Cerronegro
esta al lado de la M-30, cerca de Pacifico y su jurisdicción de limpieza
llega hasta Atocha. Estuvo acompañando a una barrendera hasta Atocha.
E. L. le preguntaba y ella respondía a todo con mucha simpatía y agrado:
era ecuatoriana. Luego se subió con otra en uno de los camiones. Llovía
y eso hacía más duro el recorrido. Hacía frío. Volvió a casa con los
pies helados. Antes de tomar un taxi para el regreso compró unas porras
en un puesto de la estación de Atocha. Creo que para entender las ciudades
hay que levantarse temprano. Es fundamental, es cuando la ciudad se
está haciendo. Por la noche es cuando se está deshaciendo. Aprendió
bastante ese día con ellas, con las de verdad. Es el otro viaje: el
de la vida a la literatura.
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No se puede poner a escribir inventando desde la nada.
Cuando se pone a escribir es porque ya hay algo en ella que ha cobrado
forma después de llevar madurándose mucho tiempo. Sus personajes son
inventados pero todos tienen alguna conexión con una parte de ella muy
estrecha. Todos sus personajes le pertenecen a ella, aunque también
a la vida. Ésta es su grandeza, en definitiva.
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Un día me reconoció que está entre la bondad y la
maldad por igual. Si no se identificara con ellas por igual no podría
describirlas. Milagros y Rosario son dos caras de una misma moneda que
en realidad, muy profundamente, es ella misma: Rosario es la amargura,
la infelicidad y Milagros es la inocencia y la locura. Ambas conviven
en ella y salen de sí tanto como la experiencia entra en ella para dar
forma a la esencia. Acción literaria pura, en suma.
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A veces piensa qué habría sido de ella si la vida hubiera
sido menos generosa de lo que lo ha sido. De esta pregunta interior
–o anterior- es de lo que trata 'Una palabra tuya': de la gente que
tiene que vivir con pocas esperanzas, si la vida no te regala un atisbo
de generosidad para elegir en medio de la nada.
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En Madrid, otro día, me dice que no quiere que nadie sienta
pena por su culpa. Contagiar tristeza le produce una sensación muy incómoda.
Aunque sabe que la tristeza –ese sentimiento melancólico que habla de
la vida sin futuro- hay que sentirla y nombrarla con sinceridad, ella
reconoce que no suele hacerlo, por pudor, por vergüenza, por falta de
costumbre, tal vez por todo eso a la vez, y añade que también por cierta
soberbia. Ahora, en 'Una palabra tuya', lo ha hecho con decisión y claridad,
llamándola por su nombre: tristeza, tristeza por aquello que se pierde
y que ya no se tendrá más.
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Lo que hace cada domingo, en sus artículos en los que
se transforma y se vuelve la voz irónica más corrosiva contra el costumbrismo
español, es olvidarse de sus sentimientos y saca la parte divertida
que hay en su manera de mirar la realidad colectiva. Salvo raras excepciones,
pues hay domingos en los que sus artículos también se llenan de melancolía.
A veces es muy reservada, le cuesta mucho expresar lo que verdaderamente
siente, y no hay nada que le produzca más pavor que contagiar debilidad.
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Como articulista, posee una raro don: es voz para la gente.
Entronca con la gente. Tiene una visión política de la política que sitúa
como pocos la política en la realidad. Eso acarrea disgustos, polémicas
y soledades. Muchas veces incomprensión. Generalmente unanimidad en sus
lectores. Como articulista, también se la ama.
CONTEXTOS: Ahora se considera una superviviente, y
oculta toda su vulnerabilidad en público, porque si la gente supiera lo
fácil que es herirla, estaría expuesta a que la rompieran en mil pedazos
como si fuera de cristal.